sábado, 12 de febrero de 2011

Qué significa ser marxista, hoy


Los marxistas de hoy representan la continuación de la obra revolucionaria de Marx, Engels, Lenin, Luxemburgo y Trotsky. Deben ser, por tanto, las personas más luchadoras, consecuentes y firmes por la liberación y emancipación de la clase trabajadora.

Una lucha que sólo puede acabar, o con la derrota de la clase obrera y la consumación de la barbarie capitalista que amenaza con la propia destrucción de la humanidad, o con el derrocamiento del capitalismo y la victoria de la revolución socialista, que, estableciendo la democracia obrera a nivel internacional, ponga las bases para la desaparición de las clases, la extinción del estado y la construcción de la sociedad comunista.

El marxismo, el socialismo científico, huye de la vulgarización y el esquematismo mecanicista propios del estalinismo, que en alianza con el reformismo, ha llevado al proletariado a grandes derrotas históricas.


El marxismo rechaza el culto a la personalidad. Reivindicamos el carácter vivo, dialéctico y relativista del marxismo; no como dogma, sino como guía para la acción. Esto significa, en primer lugar, ser críticos hasta con el propio marxismo. Debemos ser capaces de desarrollar un pensamiento independiente con la ayuda del método marxista, basándonos en lo esencial de la escuela leninista: el análisis concreto de la situación concreta.

Internacionalismo

Si existe un rasgo principal que define al marxismo, éste es el internacionalismo. Cuando unos 500 monopolios y multinacionales dominan la economía mundial; cuando un puñado de grandes banqueros son capaces, por meros intereses especulativos, de hundir a la moneda de un país; cuando los trabajadores para ganar una lucha local a una multinacional tienen que organizarse a nivel internacional; l@s marxistas defendemos la necesidad de la unidad de la clase obrera por encima de las fronteras nacionales.

Defendemos la necesidad de construir el partido revolucionario a nivel mundial, como única garantía del triunfo del proletariado. El socialismo, o se construye a nivel internacional o degenera, y finalmente, es derrotado.

Democracia obrera

El marxismo reivindica que la construcción del socialismo no se limita a la simple nacionalización de la economía. Es necesario que la clase trabajadora controle la producción y la sociedad. La más amplia democracia obrera, los más amplios derechos democráticos son inherentes al socialismo.

La restauración del capitalismo en los antiguos estados estalinistas demuestra la certeza del programa marxista. Trotsky, hace más de 50 años, planteó que la burocracia estalinista sería incapaz de defender las conquistas del estado obrero, se convertiría en un freno absoluto para el progreso social y más tarde o más temprano, si la clase trabajadora no se alzaba contra el poder burocrático, la burocracia se haría restauracionista. No encontraría más salida que restaurar el capitalismo y reconvertirse en nuevos burgueses y agentes del imperialismo.

Colapso del estalinismo

El marxismo defiende que la caída del estalinismo no marcó el final de la época de la revolución socialista, sino sólo el final de un paréntesis histórico. Aún estamos en la época del imperialismo, en la época en la que el capitalismo ha agotado su papel histórico de desarrollar el progreso de la sociedad, impidiendo el avance de la humanidad.

Vivimos una agonía prolongada del capitalismo que se caracteriza por la concentración de la riqueza cada vez en menos manos, el aumento de la miseria y las enfermedades, las guerras de rapiña, la expoliación de los países ex-coloniales, el surgimiento de la barbarie fascista y racista, la destrucción del medio ambiente,...

Pero, al mismo tiempo, esta es la época de la transición hacia el socialismo. En una situación donde 2/3 partes de la humanidad no tienen resueltas sus necesidades básicas, donde los avances tecnológicos no son aprovechados en beneficio de todos, donde sólo en Latinoamérica existen más de 800.000 niñas que son obligadas a protituirse para sobrevivir,... sólo el socialismo puede resolver los problemas globales y superar la crisis de civilización que afecta a la humanidad.

Revolución socialista

Sin embargo, no existe la crisis final del capitalismo. Si la clase trabajadora no toma el poder político en sus manos, los capitalistas siempre encontrarán una salida. El socialismo no va a llegar sin lucha. La burguesía nunca se conformará con una pérdida de sus privilegios y beneficios. Siempre que pueda empleará todo su poder para acabar con cualquier intento de transformación social y restablecer el status quo. Lo vimos en la España de los años 30, en Chile en 1973, etc.

A lo largo de la historia, los poderosos han defendido con saña sus privilegios. No van a dejar que a través de reformas, de forma gradual, se les expropie. Se puede pelar una cebolla capa a capa, pero es imposible matar a un tigre pata a pata. Sólo a través del alzamiento revolucionario del proletariado contra la reacción burguesa se podrá vencer al capitalismo. Los marxistas, por tanto, somos revolucionarios consecuentes.

Finalmente, el marxismo reivindica el espíritu del optimismo revolucionario. Nuestra lucha camina en el sentido de la historia. Hoy, la clase obrera es la clase más poderosa de la sociedad. Sin su permiso ni gira una rueda ni brilla una bombilla. Por eso el 90% de nuestra tarea consiste en hacer consciente al proletariado de su propio poder.

FUENTE:http://www.marxismo.org/?q=node/46

EVER TENEPPE 17767425

CRF

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